El asadito



Arrancó con una noticia triste: por culpa de un virus de invierno se nos cayó un mosquetero. Pero la voluntad general se impuso a la pena particular, a la ausencia, a la falta.

El anfitrión volvió a soprender, como cada vez que se pone delante de la parrilla, con una carne inmejorable. Nadie puede creer que sepa asar. Pero asa. Siempre. Y bien.

El villano invitado resultó ser un Rolling Stone. La única mujer, una estrella.

El vino corrió, inevitable, y se fue multiplicando.

Alguno se tambaleó beodo hacia los labios de una espera. Otro mató horas de alcoholemia sentado en su computadora, ganando medallas de honor. Un tercero, misterioso, partió hacia Palermo. Quizá un cuarto haya mirado a Capussotto.

Yo dormí solo. Sobrio. Con un par de minutos de TN.

Pensando en mi amigo católico, en Benedicto y sus alas, en la última cena y en el santo grial.

El sueño, tan de noche, se parece mucho a la alegría.

4 comentarios:

Inés Lerda dijo...

Quiero decir que los textos de este blog son ¡ufff! demasiado buenos. todos. y me encanta la foto que ilustra este post (es de marcos lópez?). y yo no sé si "que te vaya lindoo" no era mejor que "te pido un favor". no digo que lo sea. no lo sé. besos!

El Angel Amarillo dijo...

Brindo por el anfitrión, por el escritor, por el asado, por el vino, por las medallas, por el honor, y saludos. Sí, para todos los que me conocen. Todos.

Goyo dijo...

"Les quiero decir algo. Podría estar muchísimo peor". (C.C.)

Lejos la mejor frase de la noche.

Un placer haber sido testigo de esa cumbre...

* dijo...

Todavía recuerdo esas burbujas casi mágicas rebotando una y otra vez dentro de mi cerebelo, mientras con mi potente metralleta trataba de ajusticiar a cualquier nipón en medio de Pearl Harbor. Inolvidable



PD: (la foto sí, es de M.López)